Marialicia Atencio Briñez, es a decir de Nicanor Parra, la muchacha que se mira en el espejo del agua, fuente de reflexión donde ella se sumerge para hablarnos en un dialogo poético de fondo, para luego “... mirar con inocencia” (Alejandra Pizarnik) por todos lados y para todos los puntos; lo cierto es que ella habla del amor y de la realidad contradictoria como de una obertura amplia de lucha con la escritura y su compromiso “con la patria confiada”.
Marialicia la conocí un día 16 de octubre en Santiago de Chile, camino a la casa de Pablo Neruda “La Chascona”, ahí presté atención a su temperamento de poeta, de desafío y tránsito, para vivir en poesía. “Ahí como dice ella” empezó, “…la triste historia…” que había emprendido mucho antes como menciona ella darle vida a “Luz de fondo” que se presentó en Venezuela y luego en Lima, en abril del presente año, poemario que presente con Johnny Barbieri, en la Biblioteca Municipal de San Luis.
Mi camino y Escritura en ciernes, son los títulos que dan inicio a este poemario, donde la poeta se declara protagonista, del camino a llevarnos “…. a otros horizontes.” Que vamos recorriendo “en – descubrir dijo yo, ella en – busca de refugio por la tormenta” donde sin duda la musa nos lleva “para elegir – dice ella – mi camino de manera inmediata”, la cual encuentra, con este poemario, al “darle vida” y “Hasta caer la noche/ y - (declararse)- declararme escritora en ciernes.” va dejando su “cuerpo quebrado / sin aliento.” Con la furia mansa de sus mariposas decidida a buscar su poética, pero sin soltarse, se entrega al huracán hambriento de la poesía que hecha raíces y brota para defenderse; entonces nos arropa, nos habla al alma y caemos rendidos con nuestros demonios.
I Claroscuro, es una puerta de permiso poético, de apertura-participación que lastima, como una cicatriz de querencia, de esa furia mansa aceptada por ella que la roe, pero que finalmente acepta: porque sabe que alguien la escucha, a pesar de “..los oídos sordos/ y las mentes toscas, que (nos)me rodean” dice ella. Pero entregarse a sus sueños, no la salva, ni su palpitación se calma, ella se recrea la última noche de sus amarguras, en busca de respuesta para amar sin lágrimas, por eso exclama ¡Dios mío dame la formula para amar así eternamente! . I Claroscuro, viene a ser una puerta principal, para conocer la personalidad poética de la poeta encarnada en un claro día que sigue siendo oscuro, a pesar de, la búsqueda del amor sin distancia.
La Metapoesía de Marialicia es una llave de la puerta, a decir de Vicentes Huidobro “que abre mil puertas”, lo que pretende a través de sus emociones “de saber escribir poesía” como única salida, para vivir, donde ella “va dibujando el poema”… “en el momento hermoso/ de la poesía que crece, vive/ y sucumbe en nuestros corazones.”
La Metapoesía es el canto desmedido a la poesía, como instrumento, para encontrarse “a sí mismo”, para volver “nacer/ en el siguiente poema”. A decir de Dylan Thomas, repetiría, “No - (escribo) - para el orgullo apartado/ escribo desde la rabiosa luna / en estas razones/ ni para los encumbrados muertos/ con sus ruiseñores y salmos/ sino para los amantes, con sus brazos/ en torno al dolor de las edades, / que pagas loas ni jornales/ ni atienden ni artesanía o arte.”
Hay una suerte de furiosa escritora alma, que se apodera de la poeta, que la “seduce públicamente y sin vergüenza…”y ( siempre ) termina en poema./ ya que registra con lucidez los síntomas que le causa la poesía en su órgano más sensible. Aquí no hay el intento de definir la poesía, sino de escribir; ya que como decía Borges “ni vos ni yo ni Jorge Federico Guillermo Hegel sabemos definir la poesía”., sino que aquí la poeta intenta es dar “oxígeno a la escritura” pero más que a la escritura, a su vida, con interrogantes o inventándose : “para que no huya” aunque se inflame por dentro.
Para Marialicia “Los poemas, / son sentimientos bordados” pero mas que eso, es “Una ráfaga de creación/ que viene sin medida” sin filtro, “que … invade de repente” y hace vibrar y escribir diciendo: “Hazme gemir en el líquido de la tinta/ y en la construcción de tu sombra”. O como el poema La Palabra donde expresa de la poesía: “Poesía pulcra, virgen, libre, desnuda /ante el poeta de frases interminables” la poesía es para ella encuentro y desencuentro que crece y sueña en el “próximo encuentro”. De continuar escribiendo.
VI De sueños y realidades, es un capítulo donde el amor circula, se “echa a volar”… sin detenerse, entre madrugadas entre sueños, reuniones de amor “estrellas fugaces”, hasta llegar a Inventos, que es poema vertebral donde la poeta reclama o se reclama diciendo: “Ven a buscarme al trabajo/ lee un poema que escribo,/sonríe al leerlo/, son poemas donde la presencia o ausencia de esas, “partidas indefinidas” inconclusas “No me olvides, recuérdame/ no me toques, siénteme” son síntomas de amores inconclusos que vuelven.
“Dos palabras: te amo”, “No sé vivir sola, no” “No soy libre,/ sin ti no brillo/ no soy nada”
En IV Híbridos, existe la postura o visos de una postura social, y más claramente en Contradicciones, donde se trasluce la desigualdades sociales que existe, donde “… el corazón no se viste con uniformes/ ni cree en vanidades” y agrega en otra parte “Que a llorar me voy a casa/ para no seguir viendo/ la miseria en estas calles.”
Ya en Reflexiones, poema con que cierra este capítulo reflexiona y más que reflexionar observa como termómetro social sobre las “actitudes cotidianas” y donde dice: “Me dejo llevar/ por la perfección/ del tiempo/ sentado observo/ actitudes cotidianas/ intuyo reacciones/ a la par de estas creaciones que no para de llover”
Y con los textos de El saber y la pasión Marialicia concluye confesando lo que inicialmente había expresado como protagonista de este libro que “Mi escritura es lo más profundo de mí/ que suelo defender como un tesoro;” que se pasea por los rincones de su vida sin avisar “…recorriendo mi cuerpo.” Para “volver a empezar” a escribir.