domingo, agosto 10, 2025

Neón y Noble Katerba: dos grupos poéticos peruanos del noventa

 

neón y Noble Katerba: dos grupos poéticos peruanos del noventa


CARLOS GARCÍA

Este post está dedicado a dos grupos poéticos peruanos del noventa. El nombre del primero constituye un tropo (antítesis): NOBLE KATERBA, además de sus connotaciones contraculturales (el uso de la letra “K” es muy común entre los punks, por ejemplo). Un buen nombre, digamos, aunque sus integrantes no tengan nada de contraculturales, pero sí de nobles y tal vez, no lo sé, en algún momento hayan podido conformar una caterva (multitud de personas o cosas consideradas en grupo, pero sin concierto, o de poco valor e importancia. Usado en sentido peyorativo [RAE]).
Aparecieron a finales de los años ochenta en la Universidad Federico Villarreal como una suerte de tardío eco del grupo Hora Zero, aunque esto pueda ser una exageración de sus profesores. Y ya sabemos que toda imitación es de mal gusto. Sin embargo, en conjunto, podríamos decir que eran buenos poetas, arriesgados en el uso del lenguaje, conocedores de su tradición, y con un buen par de libros dignos de formar parte de cualquier antología peruana. De pronto, ese fue su problema: era un buen grupo poético peruano. Es decir, marcados por el retraimiento, la mudez, la tristeza y la tonta timidez –o escondida altivez- que ya César Vallejo se encargó de difundir por todo el mundo. Además, como que no iban a tono con una década que empezaba a bombazo limpio, apagones, muertes, lucha armada, represión, huelgas y más huelgas. Tal vez si hubieran sido bohemios a la peruana –es decir, capaces de beber hasta el hartazgo-, más viscerales, más alpinchistas, más descarados para gritar sus poemas más allá de las cuatro esquinas que rodean la Universidad Villarreal –ya sabemos que en el Perú “el que no llora no mama”- hubieran logrado ser no sólo un buen grupo de poetas, sino, acaso, el único digno de mencionar en cualquier historia literaria de los noventas.

Y lo tenían todo: juventud, talento, bellas integrantes, y una pasión indoblegable por la literatura. Sin pecar de exagerado, puedo decir que –como grupo- eran los más dotados intelectual y creativamente de todo aquel mar de poetas jóvenes que inundaron las universidades, centros culturales y bares de Lima. Sin embargo, encerrados en una pequeña y perdida aula de su universidad dejaron que la poesía peruana de esa década transcurra indiferente ante sus versos largos y bien compuesto. Y la década fue despiadada con ellos, casi borrándolos de su historia, recordados sólo por aquellos que alguna vez los escucharon en su pequeña aula universitaria –aula 14-, y los acompañó un par de sesiones, porque no eran tiempos de recitales para amigos, de recitales para nadie. El grupo dejó de ser aquel grupo inicial hacia 1994, más o menos. Algunos perdieron una y otra vez sus poemarios, otros abandonaron la poesía por una página en un diario deportivo, y los más se convirtieron en profesores mal pagados, con libros mal editados a su coste y riesgo. Sólo uno de ellos –la que abandonó primero el barco- logro escribir, publicar y promocionar debidamente uno de esos libros –del grupo- que podrían integrar el índex de la poesía –versión femenina- peruana de los noventa sin que nadie levante la ceja –común en los corrillos literarios limeños. Mención honrosa para un grupo que debió llevarse el primer premio, vaya final.


El segundo grupo nació de un error, y, como sabemos, lo que mal empieza mal acaba. “Bubu” era un dirigente estudiantil de la FUSM a inicios de los noventa y, siendo el flamante secretario de cultura, no se le ocurrió nada mejor para empezar su gestión que realizar un congreso de literatura. Pero “Bubu”, como buen estudiante de sociología, sabía poco, casi nada o simplemente nada ni del tema ni de literatura. Su conocimiento de la cultura comenzaba y terminaba en su grupo folklórico Ñawpamachu, donde tocaba el bombo. Así que, intentando pensar como sociólogo, decidió hacer trabajo de campo y se fue a la Facultad de Letras en busca de estudiantes de literatura que le ayudaran en su empresa. Investigando el asunto –o sea, preguntando a cualquier estudiante que se pasee con un libro en la mano por el Patio de Letras- esa mañana se encontró con un personaje que ni era estudiante de literatura, ni siquiera estudiante matriculado, sino un “alumno libre” al que acababan de prohibirle la entrada a una clase por “carecer de nivel universitario”, o sea, por interrumpir las clases con preguntas, digamos, “fuera de contexto”, y que “Bubu” por verlo con un libro de Rimbaud bajo el brazo confundió con un eximio estudiante de literatura y le propuso realizar su bendito congreso, que al final se llamó “I Encuentro de poesía peruana”. De ese error surgió el Grupo Neón.

Me explico, al falso estudiante de literatura, convertido en el lapso de los cinco minutos que duró su conversación con “Bubu” en el mejor alumno de su promoción por leer a Rimbaud y recitarlo como si se tratara de un vals de Lucha Reyes, poeta joven –jovencísimo porque acababa de nacer- y líder de un grupo que aún carecía de nombre, “Bubu”, no sé si por dejarle el trabajo duro a otro y quedarse con buena parte de los fondos que la FUSM le había prometido para ese evento o, puede ser, porque sucumbió –como muchos, según veremos más adelante- a la consabida labia peruana del susodicho, terminó encargándole organizar la parte “académica” del asunto. Por la tarde, aquel falso estudiante fue en busca de verdaderos estudiantes de literatura y convenció a tres de ellos –buenos estudiantes y poetas en ciernes-, no sólo de organizar la actividad, sino también de formar un grupo. Esa misma noche se fueron al centro de Lima en busca de "inspiración" para el nombre. A las dos de la mañana, ebrios de licor, sueños, pero sin nombre para el grupo, abandonaron el último bar. Caminaron varias calles dando tumbos entre la basura, los coches mal estacionados y niños que se drogaban con Terokal. En la avenida Wilson dos abordaron sus buses y se fueron a casa. Se quedó el falso estudiante y otro que, a pesar de tener más de treinta años, eran el más novato de todos. Precisamente éste, a poco de continuar su ruta hacia el Paseo Colón, se acercó a un árbol para orinar. Entonces el falso estudiante le gritó: “Oe, no seas meón”. El otro volteó, y dijo: “¿Cómo?, ¿neón?, ¿neón?... neón, ¡Neón!”. Y de ese segundo error prostático surgió el nombre. Lo que siguió después es más o menos conocido gracias a la autopromoción de los fundadores, re-fundadores y re-re-fundadores que tuvo este grupo en su accidentada existencia: realizaron el “Encuentro de poesía” como un grupo –apadrinados por Enrique Verástegui- y se disolvieron la misma tarde que terminó el evento; el falso estudiante volvió a fundarlo incorporando a otros poetas; unos meses después, antes de su eminente disolución, el falso estudiante volvió a incorporar nuevos poetas, evitando el cisma; y así, hasta conformar un año después una variopinta fauna de gente de toda estirpe y calaña: surrealistas, indigenistas, coloquiales, sociales, existenciales, marxistas, católicos, monárquicos, puristas, anarquistas, medianamente cultos, totalmente incultos, tímidos, excéntricos, machistas, homosexuales, lesbianas, simplemente imbéciles o alguno que otro con verdadero espíritu de poeta: todo un museo posmoderno o una de esas comidas de siete sabores que se sirve en las carretillas de la Avenida Abancay, como prefieran verlo.

En realidad, lo que logró conformar el falso estudiante de literatura -¡con un solo poema de apenas veinte versos!- nunca fue un grupo poético, sino una suerte de pasarela con luces de neón por donde desfiló el que quiso y como quiso, un maratón de gente ansiosa por salir del anonimato, un carrusel de poetas sin poemas, o sea, como grupo: NADA. La verdad todo terminó mal, incluso para el mismo “Bubu”, quien años después fue incluido en la lista negra del régimen de Fujimori y tuvo que exiliarse en Chile –llevándose unos tapetes hechos por los presos políticos, según algunos de sus camaradas-; el poeta de más talento de Neón –Carlos Oliva- murió hacia 1994 en completo abandono, sin dejar una obra sólida, salvo un manojo de poemas mal editados por el propulsor del vedetismo del grupo –Paolo de Lima-; y la única carta poéticamente “decente” del grupo –Miguel Ildefonso- logró algunos buenos libros precisamente cuando se distanció de Neón, es decir, cuando dejó la farándula y se exilió unos años en Estados Unidos; lo mismo ocurrió con otros que, o bien se distanciaron tempranamente y continuaron su carrera literaria con relativo éxito –como Selenco Vega-, o simplemente en algún tramo del recorrido de Neón giraron en otro sentido y se fueron a casa a escribir su poemario –como Isabel Matta; del resto hay muy poco qué decir, salvo que han engordado, mantienen una familia o empresas, y que de vez en cuando, si amerita poner en el curriculum alguna actividad cultural, mencionan su pasado en Neón. El único que ganó “algo” de todo esto fue el que verdaderamente no tenía nada: no era estudiante de literatura, no tenía poemas, no tenía talento. Sin embargo, se las arregló para ser la ÚNICA cara visible del grupo todo el tiempo que éste duró, haciendo que el resto tontamente trabajara para él. Gracias a eso logró ser incluido en antologías; invitado a recitales; ser la voz parlante de una generación ante sociólogos a los que les importaba un rábano la poesía y sólo estaban en busca de alguna rareza social; y hacerse del nombre de “poeta del Perú, fundador del grupo más emblemático de los noventas”.

Finalmente, agotada toda la ingenuidad de que es posible un peruano –que lo veía como poeta representativo-, en bloque le dieron la espalda, cerrándole el paso hasta en los peores bares del centro de Lima. Sin más opción, llevado por el puro instinto de sobrevivencia, viajó a realizar su sueño latinoamericano en Madrid, donde, entre españoles ingenuos, malos poetas, resentidos con su país, o, simplemente, gente que desprecia al Perú y su poesía, logró ser ungido “representante peruano” en recitales, congresos y ferias de libros, con el único propósito de burlarse de la poesía peruana. Obviamente, su final es predecible: cuando se cansen del bufón comenzarán a buscarse otro, y si cae por allí algún neosurrealista o patafísico peruano, seguro le quitará el cupo de “rareza sudaka” que ahora ocupa.
Triste y muy peruano final para estos grupos a los que, como colofón, les dedico una de las frases con que el fallecido poeta Pablo Guevara -¡cuánto se te extraña!- solía terminar rojo de indignación alguna de nuestra conversaciones sobre poesía peruana: “Perú no es tierra de poetas, sino de cojudos y pendejos metidos de poetas”.


jueves, noviembre 07, 2019

Día de la Biblioteca Escolar – 10 de Noviembre

Autor: Leoncio Luque Ccota


Leoncio Luque Ccota
Cronwell Jara
El Día de la Biblioteca Escolar se celebra cada 10 de noviembre desde el año de 1978, celebración que nace gracias a la gran labor que realizó Ciro Napanga Agüero, que  fue un docente peruano, responsable de promover la creación de las bibliotecas escolares en el año de 1922 a favor de la Biblioteca Escolar y desde esa fecha la celebración no se ha desacelerado, y en ese contexto la Ugel N° 01 a través de la especialista del área de comunicación, adelantándose a la celebración ha organizado el “Primer Congreso de Biblioteca Escolares de Lima Sur[LLC1] ”, denominado “Bibliotecas Escolares, aliados del aprendizaje”, para el día viernes 08 de noviembre, que se llevará a cabo en la Casa de la Juventud de San Juan de Miraflores a las 9:00 a.m. situado en la Av. Pedro Miotta N° 421, referencia: cruce de Pedro Miotta con Av. Vargas Machuca, al costado de Metro.


Ciro Napanga Agüero fue un personaje que dedicó gran parte de su vida a velar por la educación y todo lo que involucre a este mismo, y es así que en 1936, viaja a varios países de América y Europa con la única finalidad de observar las bibliotecas escolares y seguir implementándolas en el país. Tras su fallecimiento en 1977, existe una Resolución Ministerial que designa al año siguiente como el Día de la Biblioteca Escolar. La fecha se da como homenaje a la gran gestión que realizó.

La Biblioteca escolar y la actualidad

En la actualidad, el internet y otros medios informáticos han quitado protagonismo a la lectura en las bibliotecas, algo muy cierto e innegable, pero quien encuentre el gusto por leer, vive en otro mundo, es una riqueza enorme que pocos se atreven a conocer.

Hoy las bibliotecas escolares, lamentablemente no se integran en el proceso pedagógico de la institución educativa para favorecer en el aprendizaje de los alumnos y es así, que hay pocas bibliotecas funcionales que tengan el compromiso de promover la lectura a través de los espacios denominados “bibliotecas escolares” que hoy, son cementerios de libros que se llenan de polvo día, a día. Puede ser que suene a exageración, pero mi dentro de mi experiencia como promotor cultural y encargado de la Biblioteca Municipal de San Luis, he visto muchas bibliotecas escolares cerrándose y hemos batallado en que no se cierren las bibliotecas escolares en el distrito de San Luis, a partir de la creación de una Red de Biblioteca Escolar, monitoreado a través de la Biblioteca Municipal Ciro Alegría, que ha promovido la capacitación y la visibilizacion de los bibliotecarios escolares. .

Hoy, los estudiantes necesitan un espacio de lectura, que les permita a estudiar o aprovechen su tiempo libre en recrearse mediante diversas actividades, como el simple hecho de leer por placer o ser parte de las actividades culturales programadas y promovidas en la sala de lectura.

Como adelantándose a la celebración del Día de la Biblioteca Escolar, me alegra la noticia de que la UGEL N° 01 de San Juan de Miraflores, haya convocado a este “Primer Congreso de Biblioteca Escolares de Lima Sur”, a los promotores de lectura, a los escritores, a los libreros, a compartir su experiencia de hacer de las Bibliotecas Escolares un espacio vivo de lectura que se conecte con los aliados que se ha mencionado.

Agradezco a la Ugel 1, por la invitación, por cuanto podré compartir mi experiencia de haber trabajado durante muchos años en una Biblioteca Municipal y la cercanía de coordinar con las Biblioteca Escolares, en el distrito de San Luis, pero además, tendremos como invitado de honor al escritor Cronwell Jara, premio Casa de la Literatura 2019, al Promotor Cultural Juan Mayanga, Promotor Cultural de Fomento del Libro “Chapa tu libro y lee” y a los Promotores de la Red de Biblioteca Escolar del distrito de San Luis.







viernes, agosto 02, 2019

A MANERA DE PRESENTACION de Leoncio Luque Ccota, con sus dos pasiones: la poesía y la docencia.

José Arce Mejía
Profesor

Leoncio Luque y Oswaldo Reynoso (2003)
IE N° 7091 República del Perú
Cuando conocí a Leoncio Luque era agosto del 2002 y desde esa época , Leoncio tenía el mal hábito , que en el  fondo es un buen habito, de no decirte “Buenos días” cuando se cruzaba contigo, desde ese entonces siempre te hacia la misma pregunta  ¿Qué  has escrito el día de hoy?,  y la verdad es que llega el momento en que te quedas sin excusas, porque ya se te acabaron los “no tuve tiempo”, “ tú sabes: el trabajo”, “llegué tarde a casa” y nunca llegaba ese “mañana comienzo” que de tanto ser prometido se había ya convertido en mito, dentro del imaginario popular, así que, sin más argumentos que mi falta de excusas y armado con un papel  en blanco y un lápiz B2 comencé a garabatear las primeras líneas de lo que luego se convirtió en un proyecto literario de casi cuatro años; pero volvamos a ese primer garabato que me permitiría por fin darle una respuesta a Leoncio, porque  a la pregunta consabida de ¿Qué has escrito hoy? Podía por fin demostrar con profundo orgullo, y pecho hinchado de por medio, esos primeros versos de mi primer poema, pero si hay algo de impredecible en la vida y en la literatura es justamente eso: que es impredecible y eso no me permitió anticipar la respuesta de Leoncio, que en realidad era otra pregunta: Y ahora ¿Cuándo lo publicamos?
Y es que así era y es Leoncio, un eterno inconforme cuyo mayor miedo es quedarse en su zona de confort,  y esta inconformidad lo llevó a formar dos equipos de trabajo con quienes compartir sus dos grandes pasiones: la poesía y la docencia, lo que siguió, fueran eternas  y largas charlas, café de por medio, de la poesía peruana, latinoamericana y mundial, nos reuníamos en las horas libres, entre clases, en la bibliote
Afiche de la Feria del Libro Infantil y Juvenil 2016
ca escolar que había impulsado y fundado el mismo año que llegó a la escuela, y ahí entre libros y estudiantes, esas  primeras charlas fueron atrayendo a otros docentes, de diferentes áreas pero todos con una misma vocación: comunicar a través de la palabra escrita y así surgió, el primer proyecto literario de Leoncio en la escuela: Poemas para Kemar, un colectivo literario que a manera de fanzine difundía la creación literaria de los profesores de una institución educativa  pública de Villa el Salvador, proyecto que tuvo vida orgánica por cinco años, pero cuya experiencia ha quedado marcada en todos los que participamos en ella.
Afiche de la 1ra. Feria del Libro
en la IE N° 7091 República del Perú
Pero la vida del poeta no es estática y monolítica, sino en movimiento y flexible y Leoncio preparaba otra experiencia mucha más grande y significativa para nuestra escuela; y surgió también de la rebeldía, ante el arenal que nos rodeaba, el lev motiv de Leoncio Luque estaba claro: si la burocracia de las instituciones no permite que el estudiante vaya a una feria del libro, entonces traeremos la feria del libro a las instituciones. Hubo que traerse abajo muchos mitos, el primero de ellos el “eso no se puede”, hubo que cambiar la mentalidad de muchos directivos y docentes, tocar diversas puertas, comprometer a los amigos de siempre… y esa es también la labor de un docente: hacer florecer un vergel en medio del arenal. Y una mañana del  año 2010, junto al equipo de docentes del área de Comunicación, Leoncio vio cristalizado el inicio de nuestra I FERIA DEL LIBRO ESCOLAR Y JUVENIL, un espacio literario hecho por y para los estudiantes, un lugar donde la palabra escrita se vuelve palabra “viva”, donde el poeta y el narrador deja de ser una foto sobre la contratapa de un libro y se hace carne y respira y te habla y  lee sus poemas o responde tus preguntas sobre los personajes de sus novelas y de sus historias, y lo que es más importante aún: un lugar donde, como escribiera Ubiergo: los estudiantes puedan desatar y “ hacer volar sus cometas” porque la Feria no está pensada  para acercar la o
Feria del Libro Infantil y Juvenil
dentro de la IE N° 7091 República del Perú
bra literaria de un escritor o la de un poeta al estudiante, la FERIA DEL LIBRO ESCOLAR Y JUVENIL está pensada en acercar al estudiante a su propia producción literaria: sentirla, escribirla y presentarla ante un público… y es justamente, en esa intencionalidad donde convergen las dos pasiones del amigo Leoncio Luque: la poesía y la docencia.
Muchos de los que estuvimos en esa primera FERIA DEL LIBRO recordamos las charlas con los poetas y los narradores, pero también es icónica cuando recordamos la primera visita del escritor OSWALDO REYNOSO, que previamente unos años antes, como antesala, nos visitó cuando por iniciativa de Leoncio, el autor de Los Inocentes, quien fuera invitado a la primera fecha de los Juegos Florales, que llevaba su nombre realizado en diciembre del 2003; y ahora, muchos de los que nos fuimos volvemos siempre a esa primera versión de los Juegos Florales, como también retornamos a la primera versión de la FERIA DEL LIBRO que el año 2010 se inició, con una vitalidad cultural y que a la fecha, va por su novena edición y como no podía ser de otra manera, la eterna inconformidad de Leoncio Luque, le impregna a la FERIA DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL, un nuevo desafío: trascender las paredes de una escuela pública para instalarse como eje del movimiento literario de Villa el Salvador, ese es el nuevo camino por el que va y recorre y los que te conocemos sabemos que pronto llegaran noticias auspiciosas del camino que se va andando.
Pero además, Leoncio Luque, tiene los siguientes lauros, que acompañan como estandarte, I Concurso Internacional de Poesía Fernando Charry Lara – Colombia (2015), el 3er. Premio Nacional de Cuento 2013, la XVI Bienal Internacional de Poesía – Premio COPÉ DE ORO (2013) y el 2do. Premio Nacional de Poesía Horacio Zevallos 2009. Ha sido finalista en dos oportunidades en el concurso Premio Internacional De Poesía “Pilar Fernández Labrador” 2015 y 2016. Y como docente hace poco, fue finalista del concurso Maestro que deja huella 2019. Un maestro que nos deja lecciones de que dos pasiones: la poesía y la docencia confluyen sin oponerse.

José Arce Mejía
Profesor