viernes, diciembre 10, 2010

POESÍA EN BAR ZELA, POESÍA

POSEÍA / POESÍA

Recital:
JOHNNY BARBIERI
BORIS ARRUNATEGUI
LEONCIO LUQUE

Presentación del libro:
"POSEÍA" (2005-2010)
de VÍCTOR CORAL
&
regreso a la casa de infancia. el único muro que queda en pie tiene una mancha de humedad negruzca, micótica. a veces la mancha parece más grande que el mismo muro. durará algo más ese muro, pero la mancha seguirá avanzando, hasta cubrirlo todo.

¿debo decir algo más sobre nuestro tiempo?, ¿debo hacer otra pregunta aquí?"
(Poseía, 2010, Paracaidas Editores)

Viernes 10 de diciembre - 20:00 hs. - Entrada Liberada
Av. Nicolas de Piérola 961- Plaza San Martín

CUENTOS Y POESÍA EN EL CENTRO CULTURAL DE BRISAS DEL TITICACA

Cuentos y poesía de los noventa, se presentó en el centro Cultural de Brisas del Titicaca.
La edad de oro, de Johnny Barbieri y luego la lectura de los poetas Hèctor Ñaupari, Antonio Sarmiento, Leoncio Luque y Leoncio Luque.

miércoles, diciembre 08, 2010

Mario Vargas Llosa discurso Premio Nobel parte 5 - La Mula

Mario Vargas Llosa discurso Premio Nobel parte 4 - La Mula

Mario Vargas Llosa discurso Premio Nobel parte 3 - La Mula

Mario Vargas Llosa discurso Premio Nobel parte 2 - La Mula

Discurso Mario Vargas Llosa primera parte

DISCURSO DE MARIO VARGAS LLOSA





Discurso del Nobel de literatura 2010


ELOGIO DE LA LECTURA Y LA FICCIÓN



Por Mario Vargas Llosa

Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de la Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. Casi setenta años después recuerdo con nitidez cómo esa magia, traducir las palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio y permitiéndome viajar con el capitán Nemo veinte mil leguas de viaje submarino, luchar junto a d’Artagnan, Athos, Portos y Aramís contra las intrigas que amenazan a la Reina en los tiempos del sinuoso Richelieu, o arrastrarme por las entrañas de París, convertido en Jean Valjean, con el cuerpo inerte de Marius a cuestas.
La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras.
Me gustaría que mi madre estuviera aquí, ella que solía emocionarse y llorar leyendo los poemas de Amado Nervo y de Pablo Neruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó a volcarme en cuerpo y alma a escribir aunque la literatura, en aquel tiempo y lugar, alimentara tan mal a sus cultores. Toda la vida he tenido a mi lado gentes así, que me querían y alentaban, y me contagiaban su fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de suerte, he podido dedicar buena parte de mi tiempo a esta pasión, vicio y maravilla que es escribir, crear una vida paralela donde refugiarnos contra la adversidad, que vuelve natural lo extraordinario y extraordinario lo natural, disipa el caos, embellece lo feo, eterniza el instante y torna la muerte un espectáculo pasajero.
No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma –la escritura y la estructura- lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia. Camus y Orwell, que una literatura desprovista de moral es inhumana y Malraux que el heroísmo y la épica cabían en la actualidad tanto como en el tiempo de los argonautas, la Odisea y la Ilíada.
Si convocara en este discurso a todos los escritores a los que debo algo o mucho sus sombras nos sumirían en la oscuridad. Son innumerables. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humano, admirar sus hazañas y horrorizarme con sus desvaríos. Fueron los amigos más serviciales, los animadores de mi vocación, en cuyos libros descubrí que, aun en las peores circunstancias, hay esperanzas y que vale la pena vivir, aunque fuera sólo porque sin la vida no podríamos leer ni fantasear historias.
Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo solipsista. Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, incluso en aquellos períodos en que los trabajos alimenticios absorbían casi todo mi tiempo. Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca. Por el contrario, gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida.
Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.
Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.
La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan. Cuando la gran ballena blanca sepulta al capitán Ahab en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú.
Cuando Emma Bovary se traga el arsénico, Anna Karenina se arroja al tren y Julien Sorel sube al patíbulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de aquella pulpería de la pampa a enfrentarse al cuchillo de un matón, o advertimos que todos los pobladores de Comala, el pueblo de Pedro Páramo, están muertos, el estremecimiento es semejante en el lector que adora a Buda, Confucio, Cristo, Alá o es un agnóstico, vista saco y corbata, chilaba, kimono o bombachas. La literatura crea una fraternidad dentro de la diversidad humana y eclipsa las fronteras que erigen entre hombres y mujeres la ignorancia, las ideologías, las religiones, los idiomas y la estupidez.
Como todas las épocas han tenido sus espantos, la nuestra es la de los fanáticos, la de los terroristas suicidas, antigua especie convencida de que matando se gana el paraíso, que la sangre de los inocentes lava las afrentas colectivas, corrige las injusticias e impone la verdad sobre las falsas creencias. Innumerables víctimas son inmoladas cada día en diversos lugares del mundo por quienes se sienten poseedores de verdades absolutas. Creíamos que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, la paz, el pluralismo, los derechos humanos, se impondrían y el mundo dejaría atrás los holocaustos, genocidios, invasiones y guerras de exterminio. Nada de eso ha ocurrido.
Nuevas formas de barbarie proliferan atizadas por el fanatismo y, con la multiplicación de armas de destrucción masiva, no se puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un cataclismo nuclear. Hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus crímenes retumbe por todo el planeta y nos abrumen de horror las pesadillas que provocan. No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida feral y acercándonos –aunque nunca llegaremos a alcanzarla- a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad.
En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país, América Latina y el resto del Tercer Mundo. Mi decepción del estatismo y el colectivismo y mi tránsito hacia el demócrata y el liberal que soy –que trato de ser- fue largo, difícil, y se llevó a cabo despacio y a raíz de episodios como la conversión de la Revolución Cubana, que me había entusiasmado al principio, al modelo autoritario y vertical de la Unión Soviética, el testimonio de los disidentes que conseguía escurrirse entre las alambradas del Gulag, la invasión de Checoeslovaquia por los países del Pacto de Varsovia, y gracias a pensadores como Raymond Aron, Jean- François Rével, Isaiah Berlin y Karl Popper, a quienes debo mi revalorización de la cultura democrática y de las sociedades abiertas. Esos maestros fueron un ejemplo de lucidez y gallardía cuando la intelligentsia de Occidente parecía, por frivolidad u oportunismo, haber sucumbido al hechizo del socialismo soviético, o, peor todavía, al aquelarre sanguinario de la revolución cultural china.
De niño soñaba con llegar algún día a París porque, deslumbrado con la literatura francesa, creía que vivir allí y respirar el aire que respiraron Balzac, Stendhal, Baudelaire, Proust, me ayudaría a convertirme en un verdadero escritor, que si no salía del Perú sólo sería un seudo escritor de días domingos y feriados. Y la verdad es que debo a Francia, a la cultura francesa, enseñanzas inolvidables, como que la literatura es tanto una vocación como una disciplina, un trabajo y una terquedad. Viví allí cuando Sartre y Camus estaban vivos y escribiendo, en los años de Ionesco, Beckett, Bataille y Cioran, del descubrimiento del teatro de Brecht y el cine de Ingmar Bergman, el TNP de Jean Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvelle Vague y le Nouveau Roman y los discursos, bellísimas piezas literarias, de André Malraux, y, tal vez, el espectáculo más teatral de la Europa de aquel tiempo, las conferencias de prensa y los truenos olímpicos del General de Gaulle. Pero, acaso, lo que más le agradezco a Francia sea el descubrimiento de América Latina. Allí aprendí que el Perú era parte de una vasta comunidad a la que hermanaban la historia, la geografía, la problemática social y política, una cierta manera de ser y la sabrosa lengua en que hablaba y escribía. Y que en esos mismos años producía una literatura novedosa y pujante. Allí leí a Borges, a Octavio Paz, Cortázar, García Márquez, Fuentes, Cabrera Infante, Rulfo, Onetti, Carpentier, Edwards, Donoso y muchos otros, cuyos escritos estaban revolucionando la narrativa en lengua española y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal.
De entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía Hay, hermanos, muchísimo que hacer. Padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudo democracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder.
Ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente.
Nunca me he sentido un extranjero en Europa, ni, en verdad, en ninguna parte.
En todos los lugares donde he vivido, en París, en Londres, en Barcelona, en Madrid, en Berlín, en Washington, Nueva York, Brasil o la República Dominicana, me sentí en mi casa. Siempre he hallado una querencia donde podía vivir en paz y trabajando, aprender cosas, alentar ilusiones, encontrar amigos, buenas lecturas y temas para escribir. No me parece que haberme convertido, sin proponérmelo, en un ciudadano del mundo, haya debilitado eso que llaman “las raíces”, mis vínculos con mi propio país –lo que tampoco tendría mucha importancia-, porque, si así fuera, las experiencias peruanas no seguirían alimentándome como escritor y no asomarían siempre en mis historias, aun cuando éstas parezcan ocurrir muy lejos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del país donde nací ha fortalecido más bien aquellos vínculos, añadiéndoles una perspectiva más lúcida, y la nostalgia, que sabe diferenciar lo adjetivo y lo sustancial y mantiene reverberando los recuerdos. El amor al país en que uno nació no puede ser obligatorio, sino, al igual que cualquier otro amor, un movimiento espontáneo del corazón, como el que une a los amantes, a padres e hijos, a los amigos entre sí.
Al Perú yo lo llevo en las entrañas porque en él nací, crecí, me formé, y viví aquellas experiencias de niñez y juventud que modelaron mi personalidad, fraguaron mi vocación, y porque allí amé, odié, gocé, sufrí y soñé. Lo que en él ocurre me afecta más, me conmueve y exaspera más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es así. Algunos compatriotas me acusaron de traidor y estuve a punto de perder la ciudadanía cuando, durante la última dictadura, pedí a los gobiernos democráticos del mundo que penalizaran al régimen con sanciones diplomáticas y económicas, como lo he hecho siempre con todas las dictaduras, de cualquier índole, la de Pinochet, la de Fidel Castro, la de los talibanes en Afganistán, la de los imanes de Irán, la del apartheid de África del Sur, la de los sátrapas uniformados de Birmania (hoy Myanmar). Y lo volvería a hacer mañana si –el destino no lo quiera y los peruanos no lo permitan- el Perú fuera víctima una vez más de un golpe de Estado que aniquilara nuestra frágil democracia. Aquella no fue la acción precipitada y pasional de un resentido, como escribieron algunos polígrafos acostumbrados a juzgar a los demás desde su propia pequeñez. Fue un acto coherente con mi convicción de que una dictadura representa el mal absoluto para un país, una fuente de brutalidad y corrupción y de heridas profundas que tardan mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hábitos y prácticas malsanas que se prolongan a lo largo de las generaciones demorando la reconstrucción democrática. Por eso, las dictaduras deben ser combatidas sin contemplaciones, por todos los medios a nuestro alcance, incluidas las sanciones económicas. Es lamentable que los gobiernos democráticos, en vez de dar el ejemplo, solidarizándose con quienes, como las Damas de Blanco en Cuba, los resistentes venezolanos, o Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo, que se enfrentan con temeridad a las dictaduras que sufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos sino con sus verdugos. Aquellos valientes, luchando por su libertad, también luchan por la nuestra.
Un compatriota mío, José María Arguedas, llamó al Perú el país de “todas las sangres”. No creo que haya fórmula que lo defina mejor. Eso somos y eso llevamos dentro todos los peruanos, nos guste o no: una suma de tradiciones, razas, creencias y culturas procedentes de los cuatro puntos cardinales. A mí me enorgullece sentirme heredero de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos de plumas de Nazca y Paracas y los ceramios mochicas o incas que se exhiben en los mejores museos del mundo, de los constructores de Machu Picchu, el Gran Chimú, Chan Chan, Kuelap, Sipán, las huacas de La Bruja y del Sol y de la Luna, y de los españoles que, con sus alforjas, espadas y caballos, trajeron al Perú a Grecia, Roma, la tradición judeocristiana, el Renacimiento, Cervantes, Quevedo y Góngora, y a lengua recia de Castilla que los Andes dulcificaron. Y de que con España llegara también el África con su reciedumbre, su música y su efervescente imaginación a enriquecer la heterogeneidad peruana. Si escarbamos un poco descubrimos que el Perú, como el aleph de Borges, es en pequeño formato el mundo entero. ¡Qué extraordinario privilegio el de un país que no tiene una identidad porque las tiene todas!
La conquista de América fue cruel y violenta, como todas las conquistas, desde luego, y debemos criticarla, pero sin olvidar, al hacerlo, que quienes cometieron aquellos despojos y crímenes fueron, en gran número, nuestros bisabuelos y tatarabuelos, los españoles que fueron a América y allí se acriollaron, no los que se quedaron en su tierra. Aquellas críticas, para ser justas, deben ser una autocrítica.
Porque, al independizarnos de España, hace doscientos años, quienes asumieron el poder en las antiguas colonias, en vez de redimir al indio y hacerle justicia por los antiguos agravios, siguieron explotándolo con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, y, en algunos países, diezmándolo y exterminándolo. Digámoslo con toda claridad: desde hace dos siglos la emancipación de los indígenas es una responsabilidad exclusivamente nuestra y la hemos incumplido. Ella sigue siendo una asignatura pendiente en toda América Latina. No hay una sola excepción a este oprobio y vergüenza.
Quiero a España tanto como al Perú y mi deuda con ella es tan grande como el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por España jamás hubiera llegado a esta tribuna, ni a ser un escritor conocido, y tal vez, como tantos colegas desafortunados, andaría en el limbo de los escribidores sin suerte, sin editores, ni premios, ni lectores, cuyo talento acaso –triste consuelo- descubriría algún día la posteridad. En España se publicaron todos mis libros, recibí reconocimientos exagerados, amigos como Carlos Barral y Carmen Balcells y tantos otros se desvivieron porque mis historias tuvieran lectores. Y España me concedió una segunda nacionalidad cuando podía perder la mía.
Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.
De todos los años que he vivido en suelo español, recuerdo con fulgor los cinco que pasé en la querida Barcelona a comienzos de los años setenta. La dictadura de Franco estaba todavía en pie y aún fusilaba, pero era ya un fósil en hilachas, y, sobre todo en el campo de la cultura, incapaz de mantener los controles de antaño. Se abrían rendijas y resquicios que la censura no alcanzaba a parchar y por ellas la sociedad española absorbía nuevas ideas, libros, corrientes de pensamiento y valores y formas artísticas hasta entonces prohibidos por subversivos. Ninguna ciudad aprovechó tanto y mejor que Barcelona este comienzo de apertura ni vivió una efervescencia semejante en todos los campos de las ideas y la creación. Se convirtió en la capital cultural de España, el lugar donde había que estar para respirar el anticipo de la libertad que se vendría. Y, en cierto modo, fue también la capital cultural de América Latina por la cantidad de pintores, escritores, editores y artistas procedentes de los países latinoamericanos que allí se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porque era donde había que estar si uno quería ser un poeta, novelista, pintor o compositor de nuestro tiempo. Para mí, aquellos fueron unos años inolvidables de compañerismo, amistad, conspiraciones y fecundo trabajo intelectual. Igual que antes París, Barcelona fue una Torre de Babel, una ciudad cosmopolita y universal, donde era estimulante vivir y trabajar, y donde, por primera vez desde los tiempos de la guerra civil, escritores españoles y latinoamericanos se mezclaron y fraternizaron, reconociéndose dueños de una misma tradición y aliados en una empresa común y una certeza: que el final de la dictadura era inminente y que en la España democrática la cultura sería la protagonista principal.
Aunque no ocurrió así exactamente, la transición española de la dictadura a la democracia ha sido una de las mejores historias de los tiempos modernos, un ejemplo de cómo, cuando la sensatez y la racionalidad prevalecen y los adversarios políticos aparcan el sectarismo en favor del bien común, pueden ocurrir hechos tan prodigiosos como los de las novelas del realismo mágico. La transición española del autoritarismo a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de una sociedad de contrastes económicos y desigualdades tercermundistas a un país de clases medias, su integración a Europa y su adopción en pocos años de una cultura democrática, ha admirado al mundo entero y disparado la modernización de España. Ha sido para mí una experiencia emocionante y aleccionadora vivirla de muy cerca y a ratos desde dentro. Ojalá que los nacionalismos, plaga incurable del mundo moderno y también de España, no estropeen esta historia feliz.
Detesto toda forma de nacionalismo, ideología –o, más bien, religiónprovinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. Nada ha contribuido tanto como el nacionalismo a que América Latina se haya balcanizado, ensangrentado en insensatas contiendas y litigios y derrochado astronómicos recursos en comprar armas en vez de construir escuelas, bibliotecas y hospitales.
No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del “otro”, siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.
El Perú es para mí una Arequipa donde nací pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me enseñaron a conocer a través de sus recuerdos y añoranzas, porque toda mi tribu familiar, como suelen hacer los arequipeños, se llevó siempre a la Ciudad Blanca con ella en su andariega existencia. Es la Piura del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito, al que los piuranos de mi juventud llamaban “el pie ajeno” –lindo y triste apelativo-, donde descubrí que no eran las cigüeñas las que traían los bebes al mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo unas barbaridades que eran pecado mortal. Es el Colegio San Miguel y el Teatro Variedades donde por primera vez vi subir al escenario una obrita escrita por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el Miraflores limeño -la llamábamos el Barrio Alegre-, donde cambié el pantalón corto por el largo, fumé mi primer cigarrillo, aprendí a bailar, a enamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa redacción del diario La Crónica donde, a mis dieciséis años, velé mis primeras armas de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupado casi toda mi vida y me ha hecho, como los libros, vivir más, conocer mejor el mundo y frecuentar a gente de todas partes y de todos los registros, gente excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio Militar Leoncio Prado, donde aprendí que el Perú no era el pequeño reducto de clase media en el que yo había vivido hasta entonces confinado y protegido, sino un país grande, antiguo, enconado, desigual y sacudido por toda clase de tormentas sociales. Son las células clandestinas de Cahuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la revolución mundial. Y el Perú son mis amigos y amigas del Movimiento Libertad con los que por tres años, entre las bombas, apagones y asesinatos del terrorismo, trabajamos en defensa de la democracia y la cultura de la libertad.
El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: “Mario, para lo único que tú sirves es para escribir”.
Volvamos a la literatura. El paraíso de la infancia no es para mí un mito literario sino una realidad que viví y gocé en la gran casa familiar de tres patios, en Cochabamba, donde con mis primas y compañeros de colegio podíamos reproducir las historias de Tarzán y de Salgari, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los murciélagos, sombras silentes que llenaban de misterio las noches estrelladas de esa tierra caliente. En esos años, escribir fue jugar un juego que me celebraba la familia, una gracia que me merecía aplausos, a mí, el nieto, el sobrino, el hijo sin papá, porque mi padre había muerto y estaba en el cielo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuya foto engalanaba mi velador y a la que yo rezaba y besaba antes de dormir. Una mañana piurana, de la que todavía no creo haberme recobrado, mi madre me reveló que aquel caballero, en verdad, estaba vivo. Y que ese mismo día nos iríamos a vivir con él, a Lima. Yo tenía once años y, desde entonces, todo cambió. Perdí la inocencia y descubrí la soledad, la autoridad, la vida adulta y el miedo. Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfensable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir. Desde entonces y hasta ahora, en todas las circunstancias en que me he sentido abatido o golpeado, a orillas de la desesperación, entregarme en cuerpo y alma a mi trabajo de fabulador ha sido la luz que señala la salida del túnel, la tabla de salvación que lleva al náufrago a la playa.
Aunque me cuesta mucho trabajo y me hace sudar la gota gorda, y, como todo escritor, siento a veces la amenaza de la parálisis, de la sequía de la imaginación, nada me ha hecho gozar en la vida tanto como pasarme los meses y los años construyendo una historia, desde su incierto despuntar, esa imagen que la memoria almacenó de alguna experiencia vivida, que se volvió un desasosiego, un entusiasmo, un fantaseo que germinó luego en un proyecto y en la decisión de intentar convertir esa niebla agitada de fantasmas en una historia. “Escribir es una manera de vivir”, dijo Flaubert. Sí, muy cierto, una manera de vivir con ilusión y alegría y un fuego chisporroteante en la cabeza, peleando con las palabras díscolas hasta amaestrarlas, explorando el ancho mundo como un cazador en pos de presas codiciables para alimentar la ficción en ciernes y aplacar ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisiera tragarse todas las historias. Llegar a sentir el vértigo al que nos conduce una novela en gestación, cuando toma forma y parece empezar a vivir por cuenta propia, con personajes que se mueven, actúan, piensan, sienten y exigen respeto y consideración, a los que ya no es posible imponer arbitrariamente una conducta, ni privarlos de su libre albedrío sin matarlos, sin que la historia pierda poder de persuasión, es una experiencia que me sigue hechizando como la primera vez, tan plena y vertiginosa como hacer el amor con la mujer amada días, semanas y meses, sin cesar.
Al hablar de la ficción, he hablado mucho de la novela y poco del teatro, otra de sus formas excelsas. Una gran injusticia, desde luego. El teatro fue mi primer amor, desde que, adolescente, vi en el Teatro Segura, de Lima, La muerte de un viajante, de Arthur Miller, espectáculo que me dejó traspasado de emoción y me precipitó a escribir un drama con incas. Si en la Lima de los cincuenta hubiera habido un movimiento teatral habría sido dramaturgo antes que novelista. No lo había y eso debió orientarme cada vez más hacia la narrativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurrucado a la sombra de las novelas, como una tentación y una nostalgia, sobre todo cuando veía alguna pieza subyugante. A fines de los setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abuela centenaria, la Mamaé, que, en los últimos años de su vida, cortó con la realidad circundante para refugiarse en los recuerdos y la ficción, me sugirió una historia. Y sentí, de manera fatídica, que aquella era una historia para el teatro, que sólo sobre un escenario cobraría la animación y el esplendor de las ficciones logradas. La escribí con el temblor excitado del principiante y gocé tanto viéndola en escena, con Norma Aleandro en el papel de la heroína, que, desde entonces, entre novela y novela, ensayo y ensayo, he reincidido varias veces. Eso sí, nunca imaginé que, a mis setenta años, me subiría (debería decir mejor me arrastraría) a un escenario a actuar. Esa temeraria aventura me hizo vivir por primera vez en carne y hueso el milagro que es, para alguien que se ha pasado la vida escribiendo ficciones, encarnar por unas horas a un personaje de la fantasía, vivir la ficción delante de un público. Nunca podré agradecer bastante a mis queridos amigos, el director Joan Ollé y la actriz Aitana Sánchez Gijón, haberme animado a compartir con ellos esa fantástica experiencia (pese al pánico que la acompañó).
La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido o el sinsentido de la historia, el más acá y el más allá del conocimiento racional.
Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta circunstancia en que nuestros antepasados, apenas diferentes todavía del animal, recién nacido el lenguaje que les permitía comunicarse, empezaron, en las cavernas, en torno a las hogueras, en noches hirvientes de amenazas –rayos, truenos, gruñidos de las fieras-, a inventar historias y a contárselas. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino, porque, en esas rondas de seres primitivos suspensos por la voz y la fantasía del contador, comenzó la civilización, el largo transcurrir que poco a poco nos humanizaría y nos llevaría a inventar al individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, la ciencia, las artes, el derecho, la libertad, a escrutar las entrañas de la naturaleza, del cuerpo humano, del espacio y a viajar a las estrellas. Aquellos cuentos, fábulas, mitos, leyendas, que resonaron por primera vez como una música nueva ante auditorios intimidados por los misterios y peligros de un mundo donde todo era desconocido y peligroso, debieron ser un baño refrescante, un remanso para esos espíritus siempre en el quién vive, para los que existir quería decir apenas comer, guarecerse de los elementos, matar y fornicar. Desde que empezaron a soñar en colectividad, a compartir los sueños, incitados por los contadores de cuentos, dejaron de estar atados a la noria de la supervivencia, un remolino de quehaceres embrutecedores, y su vida se volvió sueño, goce, fantasía y un designio revolucionario: romper aquel confinamiento y cambiar y mejorar, una lucha para aplacar aquellos deseos y ambiciones que en ellos azuzaban las vidas figuradas, y la curiosidad por despejar las incógnitas de que estaba constelado su entorno.
Ese proceso nunca interrumpido se enriqueció cuando nació la escritura y las historias, además de escucharse, pudieron leerse y alcanzaron la permanencia que les confiere la literatura. Por eso, hay que repetirlo sin tregua hasta convencer de ello a las nuevas generaciones: la ficción es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que aguza la sensibilidad y despierta el espíritu crítico. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de la incomunicación y la vida no se reduzca al pragmatismo de los especialistas que ven las cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continúa. Para que no pasemos de servirnos de las máquinas que inventamos a ser sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura sería un mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de sí mismo y mudarse en otro, en otros, modelados con la arcilla de nuestros sueños.
De la caverna al rascacielos, del garrote a las armas de destrucción masiva, de la vida tautológica de la tribu a la era de la globalización, las ficciones de la literatura han multiplicado las experiencias humanas, impidiendo que hombres y mujeres sucumbamos al letargo, al ensimismamiento, a la resignación. Nada ha sembrado tanto la inquietud, removido tanto la imaginación y los deseos, como esa vida de mentiras que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura para protagonizar las grandes aventuras, las grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos dará. Las mentiras de la literatura se vuelven verdades a través de nosotros, los lectores transformados, contaminados de anhelos y, por culpa de la ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hechicería que, al ilusionarnos con tener lo que no tenemos, ser lo que no somos, acceder a esa imposible existencia donde, como dioses paganos, nos sentimos terrenales y eternos a la vez, la literatura introduce en nuestros espíritus la inconformidad y la rebeldía, que están detrás de todas las hazañas que han contribuido a disminuir la violencia en las relaciones humanas. A disminuir la violencia, no a acabar con ella. Porque la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.

domingo, diciembre 05, 2010

POESÌA DE LOS NOVENTA Y LA EDAD DE ORO DE JOHNNY BARBIERI

Después de 20 años, un grupo de poetas de los noventa se presentan en este recital de poesìa, ellos son: Isabel Matta, Leoncio Luque, Johnny Barbieri, Juan Carlos de la Fuente, Antonio Sarmiento, Rodolfo Ybarra y Hèctor Ñaupari. Además se presenta el libro de cuentos "La edad de oro" de Johnny Barbieri.

jueves, noviembre 25, 2010

ESCRITORES EN EL DÍA DEL USUARIO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA



Día: viernes 26 de noviembre del 2010

RECITAL DE POESÍA:


Primera mesa:
- Sinthia Calle

- Joan Viva

- Nora Alarcón

- Andrés Rafaele



Segunda Mesa:
- Teresa Cabrera

- José Pancorvo

- William Gonzales

- Raúl Solis



Tercera Mesa:
- Leoncio Luque

- Manuel Núñez del Prado Dávila

- Jorge Castillo Zubiaga

- Indira Anampa

Lugar: Biblioteca Pública de Lima

Hora:  6pm.

Lugar: Hall del segundo piso BPL cuadra 4 Av. Abancay - Lima



Ingreso Libre

sábado, noviembre 06, 2010

TALLER DE CREACIÒN "LETRAS LIBRES"

El dìa jueves 04 de noviembre a las 3:30 asistì a la invitaciòn del poeta Pedro Perales Garcìa, promotor cultural  y organizador del  Taller de Creaciòn denominado "Letras libres" de los Cursos de Cafae BNP- Biblioteca Pública de Lima, Av. Abancay Cdra 04. Actividad sostenible, que se lleva a cabo todos los jueves, de 3.30 a 5.00 pm.
Debo señalar, que fue agradable encontrarme  con personas muy atento a la lectura de mis poemas, ademàs de compartir experiencias sobre las motivaciones del hecho de escribir. Aquì algunas fotos que comparto con mis lectores:


jueves, noviembre 04, 2010

LA EDAD DE ORO DE JOHNNY BARBIERI: DOCE CUENTOS JUVENILES

"La edad de oro" de Johnny Barbieri




Presentación del libro de cuentos

 
"La Edad de Oro"

de Johnny Barbieri

 

Presentadores:


Mag. Juan Alvarado

Lic. Digna Villaorduña

 
Día: viernes 05 de noviembre 2010

hora: 11:00 am

Lugar: I.E. Perú BIRF

(Calle Ciro Alegría s/n Collique 1era zona- Comas)


 
INGRESO LIBRE





Oír cuentos es lo primero que recuerdo de mi niñez, y fue maravilloso de verdad cuando aprendí a leer. Pero escuchar es el primer acto de recreación que nos viene desde los orígenes de la civilización. Y luego, aparece la imagen auditiva hecho mundo, experiencia, dolor, alegría, amor; palabras que enlazan la existencia humana y nos desatan a mundos ficcionales realmente sorprendentes.

Es la sensación que sentí cuando terminé de leer “La Edad de oro” de Johnny Barbieri, conjunto de cuentos sensibles, elaborados, tal vez, a partir de su experiencia personal como profesor de literatura en diversas Instituciones Educativas de Lima norte. Su lenguaje es depurado y limpio, interioriza y atrapa al lector con personajes que parecen sacados de la vida real y circulan en un tiempo actual de la manera más intensa. Allí están los personajes de estos doce cuentos escritos para devolvernos a una época en que éramos rebeldes, románticos, marginales, bohemios o suicidas.

Johnny Barbieri, no es un iniciado en el arte del cuento, fue tercer finalista de la XIV Bienal de Cuento “Premio Copé 2006” y ganador del 2do Premio “Horacio” de cuento 2010. Pero es con este libro de cuentos, con que se abre paso en la narrativa peruana acercándonos a un mundo mágico e inolvidable que es el mundo de la adolescencia, el mundo que representa para todos nosotros – de alguna u otra forma - nuestra edad de oro.

Leoncio Luque



miércoles, octubre 27, 2010

"CAMINO A GRIMANEZA" JUNTÓ A KATERBAS Y A NOBLES ESPOSAS

El día martes 25  a las 5:00 se presento el cuarto poemario titulado "Camino a Grimaneza" del poeta Pedro Perales García en el marco de la Feria del Libro Ricardo Palma en Miraflores. Aqui algunas fotos del evento, muy familiares e íntimos momentos:

CAMINO A GRIMANEZA

LOS KATERBAS Y LAS NOBLE ESPOSAS



ESPERANDO LA CENA
 

KATERBAS: PEDRO PERALES, LEONCIO LUQUE Y JOHNNY BARBIERI


AMIGOS KATERBAS


EN PLENA LECTURA PEDRO PERALES


EN LA MESA DE PRESENTACIÓN DEL POEMARIO "CAMINO A GRIMANEZA": LEONCIO LUQUE, PEDRO PERALES Y JOHNNY BARBIERI


HECTOR LAVOE: UN REBELDE

POR HUMBERTO PINEDO MENDOZA


El libro “Un jibarito y el Callao” breve imagen de Héctor Lavoe escrita al alimón por Juan Gómez Rojas y Mario Aragon tiene la virtud de llevarnos por un mundo alucinante, anecdótico y social de “El Cantante de los cantantes.” Este trabajo de búsqueda de la identidad de este gallardo pueblo es desentrañado con éxito por los autores. Analizar su actitud social,su voz,su música,su letra del cantor puertoriqueño y como se transforma su  imagen integral en  chalaquitud

Este trabajo sobre el artista-símbolo es de gran importancia filosófica como social entre nosotros y asi poder reconocernos mejor en el tiempo. Juan Aguilar Derpich nos diría acertadamente desde su "Vocero Porteño"que estos  personajes nos sirven para bañarnos en calor de chalaquitud y de nacionalidad.Y tienen mucha razón con César Gallardo Guido que descubrieron los socavones medulares de la vida de nuestra población 

No nos olvidemos que todos los seres humanos tenemos un marginal atormentado en lo profundo de nuestro subconsciente.-Sigmund Freud y Erich Fromm- Recordar a Lavoe es como vibrar con la furia del “Sport Boys” o la enardecida barra chalaca gritando “Chim Pum Callao”.

El estilo callejero y desafiante de Héctor Lavoe graduado en la esquina de su barrio es muy referencial para conocer su personalidad en su contexto socio- biográfico. Este personaje se convierte en un retrato social o un icono espiritual de nuestro puerto y más bien con los que viven a “salto de mata” en cualquier parte del mundo.

Es decir sus canciones son compulsivas con contenidos sociales y un marginalismo urbano - Calle sol y calle luna -Nace en un arrabal y le canta a su gente con el mismo sentimiento de identificación social que lo hacia Carlos Gardel el” morocho del abasto” con el tango “Arrabal amargo”.

Alguien dijo que Lavoe fue un miembro honorario de los soneros en los momentos más cruciales en su carrera. Gracias a Willy Colón pudo desarrollar a plenitud sus condiciones artísticas e histrionicas. Improvisaba en cada canción con sabiduría popular. Tenia mucho carisma y empatia con su publico que estaba seducido. Vocalizaba e internalizaba muy bien los temas salseros y románticos a pesar que no tuvo estudios en el Conservatorio-Su genialidad era natural.

Su rebelde entrega musical por la vida se lo ofrecía a su publico en cada presentación. Lavoe usa la salsa para protestar a su manera,es protagonista del drama de sus temas. Se percibía que vivía las interpretaciones urbanas.” El jibarito” era un hombre común de barrio,el barrunto o su gente como le gustaba decirlo. Cuando alguien quería sorprenderlo él le increpaba con sorna “Te conozco bacalao aunque vengas disfrazado” ,postura chalaca como caribeña.Me hace recordar el comportamiento de los personajes centroamericanos “De los Hijos de Sánchez” de Sinclair Lewis que reconoce un mundo convulso,contradictorio y espontaneo.

Siendo adolescente Lavoe imitaba a Daniel Santos el “eterno anacobero” que aprendió de él a interpretar temas muy sentidos como boleros muy varoniles. Graba con Willy Colón algunos temas como “El Periódico de Ayer” y “ Juanito Alimaña” y nos muestra la decepción y la soledad de vivir en una selva de cemento que le destrozó la vida impulsandolo al suicidio y a las drogas. Un psicoanalista diria que construyó un mundo ficticio lleno de luces pero sin una base emocional solida. Por eso odiaba convivir con la fama y tenia miedo a caer en un sanatorio. Le faltaba mucho afecto materno.

El estudioso Jaime Torres refiere que la tragedia de la familia Lavoe con sus muertes prematuras como la de su progenitora,con asesinatos y accidentes de sus seres más queridos fue determinante para destrozar psicológicamente a cualquiera. Un mundo de sorpresas y violencia que no pudo soportar su sensible espíritu. Por eso toma la profesión de cantante y protesta contra el mundo “Que no lo lloren cuando se muera”- Simbiosis artista-pueblo era reciproca, hablaban el mismo idioma,por eso el pueblo chalaco se identificó con él.

Lavoe expresa con su voz una forma de ser social. En sus canciones nos entrega un sentimiento de tristeza y de desencanto ante lo que esperaba de la vida. Le duele su gente,la ciudad lo asfixia.

Esto le sucede tanto a los parroquianos de los barracones como en los tugurios de Ponce. Martha Hildebrandt diría de este mundo convulso y de supervivencia que es donde se crean nuevas formas de lenguaje y de conductas irreverentes que después se convierten en actos oficiales en algunos pueblos.

Hay veces me pregunto si Lavoe nació siendo chalaco. O Puerto Rico pertenece por adopción a la Provincia Constitucional. El Callao siente el espíritu caribeño de Lavoe por eso ese culto a su música y a su vida. Se comporta como cualquiera de los vecinos del puerto -.Eloy Jauregui-Lavoe fue una realidad emergente que existió y un mito endiosado para sus seguidores (Graffits,polos,discos,stiker y equipos de fútbol).

Otros de los temas que canta” El jibarito” es la frustración de la mujer abandonada como- “La triste y vaciá” y que los amores le fallaron. Es tan parecida al tema de Discepolo “Cuando yo la veo tan vieja doy vuelta la cara y me pongo a llorar”.

O cuando dice con cierta esperanza que algún día su suerte cambiara. Son temas que han sido escritos por diferentes compositores para la personalidad de Lavoe .Recalca con tono filosófico que “Todo tiene su final nada dura para siempre”En todas estas canciones converge el personaje irreverente y que Lavoe se comporta como uno de sus mejores representantes .Un rebelde que dice su verdad aunque se este muriendo a pedazos. Por eso cuando cometían una injusticia con él se agarraba a golpes con el intruso.

Como podemos apreciar,la voz,la letra,la vida de Lavoe tienen una razón de ser social y vital que se encuentra identificado con fuerza en el Callao ,como sostiene Lucho Rospigliosi.

Así como los peruanos que están en el extranjero cantan” Todos vuelven” , y los no correspondidos socialmente por una mujer interpretan “El Plebeyo” y los migrantes tienen al” Provinciano” y “El Cholo Soy” como un himno .En cambio el sentimiento afro - caribeño que le pone Lavoe a sus temas es una forma de identificarse con lo guapo ,lo alegre y lo justo en nuestro primer puerto.

Otro detalle importante del libro de Gomez- Aragon es que valora a varios personajes chalacos de gran influencia para explicar el fenómeno Lavoe o lavoemania. Reconoce el aporte de Lucho Rospigliosi,Carlos Loza,Pacho Hurtado, Leonardo Sagastegui y de Juan Estrada dueño de la cevicheria “El Bigote” donde Lavoe acudía en l987 después de sus conciertos en la Feria del Hogar.

jueves, octubre 21, 2010

PROGRAMA 31ª FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA


La Feria de Libro Ricardo Palma regresa al Parque Kennedy, en Miraflores, del 22 de octubre al 1 de noviembre. Se rendirá homenaje al Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, exhibiendo y subastando las primeras ediciones de sus libros.



PROGRAMA



Viernes 22 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


1:00 p.m. Ceremonia de inauguración


Participan: Juan Ossio (Ministerio de Cultura), Martín Bustamante (Municipalidad de Miraflores), Jaime Carbajal Pérez (Cámara Peruana del Libro).


Organiza: Cámara Peruana del Libro


4:00 – 4:50 Mesa redonda y recital musical “¡Prohibido musicalizar la poesía!”


Participan: Óscar Limache, Luis Enrique Alvizuri y Piero Montaldo.


Organiza: Azul editores


5:00 – 5:50 Presentación de libro Cocina tradicional peruana de Flavio Solórzano


Participa: César Silva Santisteban.


Organiza: Editorial Septiembre






SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


Conversatorio: El Señor de los Milagros, el rostro de un pueblo


Participan: José Antonio Benito Rodríguez (España), P. Giovanni Paccosi (Italia), Francesco Pini (Perú), Luis Villacorta Santamato (Perú), Representante de la Hermandad (Perú).


Organiza: Universidad Católica Sedes Sapientiae






ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


6:00 – 6:50 Ceremonia de inauguración de Exposición de Portadas “60 años de la Revista Caretas”


Participa: Augusto Zileri Gibson


Organiza: Revista Caretas


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


Presentación de libro La Cruz del Perú de Luis Millones


Participan: Enrique Ananías Huamán, Ladislado Landa


Organiza: Asociación Fondo de Investigadores y Editores






ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


7:00 – 8:00 CHILE Presentación de libro de Death Metal de Álvaro Bisama (Editorial Estruendomudo)


Organizan: Embajada de Chile, Cámara Peruana del Libro


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


Presentación de libro Bombardero. Himno Aéreo de César Gutiérrez


Participa: Ricardo González Vigil


Organiza: Grupo Editorial Norma






ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


8:15 – 9:15 Presentación de libro Hotel Planeta de Marcela Robles


Participan: Enrique Sánchez Hernani y Abelardo Sánchez León


Organiza: Grupo Editorial Mesa redonda






SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


Presentación de Historieta finalista del I Premio Librería Contracultura de Novela Gráfica.


Las moscas no vuelan de noche de Carlos Lavida y César Santibañez.


Participa: Javier Prado Bedoya


Organiza: Librería Contracultura




Sábado 23 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


3:00 – 3:50 Presentación de los libros con narración oral Bichos y bichotes y el libro de los lápices mágicos


Participan: Maite Cortez y Manolo Palacios


Organiza: Fondo Editorial ICPNA






4:00 – 4:50 Recital de poesía “Poetas de Ónice”


Participan: Carlos López Degregori, Victoria Guerrero, Luis Fernando Chueca, Ethel Barja Cuyutupa, Jesús Zavala, César Valdivievo, Laura Rosales.


Moderan: Jorge Ramos y Meylí Necochea.


Organiza: Revista Ónice






5:00 – 5:50 COLOMBIA, ECUADOR


Ceremonia de Reconocimiento como Gestores Culturales a Rafael García Esquivia (Agregado Cultural de la Embajada de Colombia) y Gabriela Falconí Piedra (Agregada Cultural de la Embajada de Ecuador)


Organiza: Cámara Peruana del Libro






6:00 – 6:50 Presentación de libro Otros lugares de interés de Enrique Planas


Organiza: Grupo Santillana Presentación de libro






SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


6:00 – 6:50 Profundo vello o guitarra con cuerda rota de Eloy Jáuregui


Organiza: Bisagra Editores






ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


7:00 – 8:00 ARGENTINA


Presentación de libro Chubasco de Cielo Latini


Participa: Silvia Núñez del Arco


Organiza: Cámara Peruana del Libro, Grupo Planeta ARGENTINA






SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


7:00 – 8:00 Presentación de libro Lógica informática, Derecho y Estado de Antonio Martino


Organiza: Universidad Inca Garcilaso de la Vega




Domingo 24 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


3:00 – 3:50 Presentación de libro con narración oral Iñigo y la serpiente multicolor de Alexandra Bonnet


Participa: Carlos Maza


Organiza: Ediciones SM


4:00 – 4:50 Presentación de libro infantil Blanco y el Pilar de Zaragoza. Años de juventud de San Josemaría


Show musical con las hermanas Paz


Organiza: V&D Distribuidores


5:00 – 5:50 COLOMBIA


Taller – conversatorio musical “ITZEKANA Peregrino 4 caminos” con Freddy Jiménez Reyna


Organiza: Embajada de Colombia


6:00 – 6:50 Presentación de libro infantil con audiovisual y narración oral


Andreína, ¿qué le pasó a tu cabello? de Madeleine Marion


Organiza: Grupo Planeta


7:00 – 8:00 Presentación de libro Los pilares del éxito de Walter Malca


Participan: Teófilo Cubillas, Freddy Ternero, Ernesto Pimentel, Fernando Armas.


Organiza: Editorial Mesa redonda


8:15 – 9:15 Conversatorio y espectáculo teatral


“Frida Kahlo: la reinvención de las identidades. Reflexión a partir de la obra Sueños de una tarde dominical de Maritza Núñez”


Participan: Natalia Torres, Eduardo Arroyo, Jaime Nieto y Maritza Núñez


Actúan: Gabriela Velásquez, Kareen Spano, Oscar Carrillo, Miguel Medina, Camila Mac Lennan.


Canta: Marcela Pardon / Guitarra: Celín García


Organiza: Cámara Peruana del Libro





Lunes 25 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


4:00 – 4:50 Conferencia "Realidad y ficción en los cuentos de Julio Ramón Ribeyro" a cargo de Irene Cabrejos


Organiza: Casa de la Literatura Peruana


5:00 – 5:50 Presentación de libro Hospital de Pablo Guevara


Participan: Gladys Flores, Rodolfo Ybarra, Rubén Quiroz.


Organiza: Librería Inestable


6:00 – 6:50 Presentación de libro de Giancarlo Copello


Organiza: Editorial Mesa Redonda


7:00 – 8:00 Presentación de libro Acuérdate del escorpión de Isaac Goldemberg


Participan: Jorge Bruce, Marita Troiano


Organiza: Universidad Garcilaso de la Vega


8:15 – 9:15 Presentación de libro Repensando el discurso andinista de William Stein


Participan: Nelson Manrique, Cecilia Rivera, Rafael Tapia


Organiza: SUR Casa de Estudios del Socialismo




Martes 26 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


4:00 – 4:50 Lectura interpretada de cuentos extraños y otros frutos narrativos


Organiza: Universidad Inca Garcilaso de la Vega


5:00 – 5:50 Presentación de libro Informe Global. Contexto, Políticas migratorias de las mujeres andinas


Organiza: Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


Presentación de libro Camino a Grimaneza de Pedro Perales.


Obra premiada Concurso de Poesía Horacio de la Derrama Magisterial


Participan: Johnny Barbieri, Leoncio Luque


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


6:00 – 6:50 Conversatorio con Alfredo Torres sobre su libro Opinión pública


Organiza: Grupo Santillana


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


6:00 – 6:50 Conversatorio “Las Crónicas y los Andes”


Presentan: Juan Ossio, Mariana Mould de Pease


Organiza: Fondo de Cultura Económica


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


7:00 – 8:00 Homenaje de la Cámara Peruana del Libro al poeta Enrique Verástegui


Participan: Maynor Freyre, Tulio Mora, Jaime Carbajal


Organiza: Cámara Peruana del Libro


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


7:00 – 8:00 Presentación de libro Comercio electrónico y gestión de conocimiento de Augusto Bernuy


Organiza: Universidad Nacional de Ingeniería


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


8:15 – 9:15 Presentación de libro Barbarie. Comics de la violencia política 1985-1990 de Jesús Cossío


Participa: Carlos Tovar Carlín


Organiza: Librería Contracultura




Miércoles 27 de octubre


4:00 – 4:50 Presentación de libro Pueblos Amazónicos de Ricardo Álvarez Lobo


Participa: Rafael Alonso Ordieres, Rodolfo Sánchez Garrafa


Organiza: Centro Bartolomé de las Casas, Centro Pia Aza


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


4:00 – 4:50 Presentación de libro La búsqueda de la verdad en el Proceso Penal


Participan: Roberto Esquivel Blas, José Antonio Ñique de la Puente, Víctor Cubas Villanueva.


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


5:00 – 5:50 Presentación de libro Viajes imposibles de un periodista de Iván Meza Vélez


Participan: Ernesto Carlín, Marcelo Estucchi, Niels Valencia.


Organiza: Fondo Editorial de la UNMSM


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


6:00 – 6:50 Presentación de libro Ribeyro el arte de narrar y el placer de leer de Antonio González Montes


Participa: Jorge Coaguila


Organiza: Fondo Editorial Universidad de Lima


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


6:00 – 6:50 Presentación de libro Demolido fuego de Domingo de Ramos


Participan: Jorge Eslava, Arthur Zeballos


Organiza: Cascahuesos Editores


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


7:00 – 8:00 Presentación de libro Vocabulario de la cocina antigua limeña de Aída Tang


Participan: Mauricio Fernandini, Blanca Chávez, Juan Ortíz Benites.


Organiza: La Casa del Libro Viejo


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


7:00 – 8:00 Presentación de libro Instituciones de Ella Dunbar Temple


Participan: María Rivara de Tuesta


Organiza: Universidad Inca Garcilaso de la Vega


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


8:15 – 9:15 Presentación de libro Tan cerca de la vida de Santiago Roncagliolo


Organiza: Grupo Santillana


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


8:15 – 9:15 Presentación de libro Un metro treinta de tristeza de Miguel A. Lladó


Participan: Miriam Bazán Torres, Artidoro Cáceres Velásquez


Organiza: Universidad Alas Peruanas




Jueves 28 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


4:00 – 5:50 Presentación de libro Cuentos Quechuas Campesinos-Ayllu Runakunapa Willakuynin


Participa: Valerio Paucarmayta Tacuri, Imelda Vega-Centeno


Organiza: Centro Bartolomé de las Casas


5:00 – 5:50 Presentación de revista Collectanevs Edición Nº 10


Participan: Juan Ortiz Benites, Jorge Kishimoto, Rubén Quiroz


Organiza: La Casa del libro Viejo


6:00 – 6:50 Presentación de libro Usted, nuestra amante italiana de Mario Guevara.


Organiza: Editorial Estruendomudo


7:00 – 8:00 Presentación de libro El sabor del Perú de Raúl Vargas


Presentan: Luis Millones y Teresina Muñoz Nájar


Organiza: Grupo Planeta


8:15 – 9:15 Presentación de libro de Gino Ceccarelli


Participa: Koko Legrand


Organiza: Editorial Mesa redonda




Viernes 29 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


3:00 – 3:50 Recital poético “Poesía en el parque”


Carlos Cuba, Eduardo Rada


4:00 – 4:50 Presentación de libro Sagrado Corazón de César Ángeles L.


Participan: Victoria Guerrero, Paolo de Lima


Organiza: Tranvía Editores


5:00 – 5:50 Presentación de libro Estereoscopio 500 de Rodolfo Ybarra.


Participan: Gladys Flores, Gonzalo Portals, José Pancorvo.


Organiza: Librería Inestable


6:00 – 6:50 Presentación de libro El encuentro de Cajamarca de Iván R. Reyna


Participan: Manuel Burga, Rafael Varón


Organiza: Fondo Editorial de la UNMSM


7:00 – 8:00 COLOMBIA


Presentación de Santiago Martínez, autor de Códex y El efecto Mandrágora


Organiza: Cámara Peruana del Libro


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


7:00 – 8:00 Presentación de libro La cuarta carabela de Colón de Carlos Oviedo


Organiza: Grupo Planeta


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


8:15 – 9:15 Presentación de libro La violencia del tiempo de Miguel Gutiérrez


Organiza: Grupo Santillana


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


8:15 – 9:15 Presentación de libro de la Legión Mariscal Cáceres


Organiza: Universidad Alas Peruanas




Sábado 30 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


3:00 – 3:50 Presentación de libro con espectáculo infantil A pedir de boca de Percy Galindo


Participan: José Donayre, May Rivas


Organiza: Ediciones SM


4:00 – 4:50 Presentación de libro Migrafiti deutschland de César Rosales-Miranda


Participan: Róger Antón Fabián y Carlos Rengifo.


Organiza: Ediciones Altazor


5:00 – 5:50 Presentación de libro Lo que dicen de nosotros de Daniel Parodi


Organiza: Fondo Editorial UPC


6:00 – 6:50 Presentación de libro ¡Viva Luis Pardo! de Oscar Colchado


Participan: Maynor Freyre, May Rivas


Organiza: Ediciones SM


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


6:00 – 6:50 Presentación de libro Reporte Ambiental de Lima y Callao 2010 de Anna Zuchetti


Organiza: Universidad Científica del Sur y el Grupo Gea


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


7:00 – 8:00 Presentación del libro ganador del II Premio CPL de Novela Breve 2010


El amante de Rosario Cardeña Tintaya


Participan: Oswaldo Reynoso, Lucas Lavado, Jaime Carbajal Pérez


Organiza: Cámara Peruana del Libro, Universidad Inca Garcilaso de la Vega


SALÓN CONSISTORIAL DE LA MUNICIPALIDAD DE MIRAFLORES


7:00 – 8:00 Presentación de libro La designación de las autoridades universitarias a través de las leyes de Iván Rodríguez Chávez


Participa: José Casiano Collazos


Organiza: Escuela de Periodismo Jaime Bauzate y Meza


8:15 – 9:15 Presentación de libro Los niños góticos de Javier Arévalo


Participan: Fernando de Szyzslo, Álvaro Laso


Organiza: Estruendomudo



Domingo 31 de octubre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


3:00 – 3:50 Presentación de libro con espectáculo infantil de Florencia de Claudia Paz


Organiza: Grupo Editorial Norma


4:00 – 4:50 Espectáculo infantil con alrededor del libro La Tarumba 25 años


Organiza: Grupo Planeta


5:00 – 5:50 Presentación de libro El catalizador Augusto Murillo de los Ríos


Organiza: Editorial Estruendomudo


6:00 – 6:50 Presentación de libro Arquitectura de Lima 1910-1950 de Augusto Tamayo


Organiza: Argos, Librerías Crisol


7:00 – 8:00 Presentación del libro Plutarco. Cómo el joven debe leer los poemas y San Basilio. A los jóvenes sobre la manera de sacar provecho de la literatura griega


Participan: Jorge Wiesse y Susana Reisz.


Organiza: Fondo Editorial Universidad Católica Sedes Sapientiae


8:15 – 9:15 Presentación de libro con espectáculo musical criollo


“Ten en cuento a La Victoria”


Participan: Alejandro Sánchez Aizcorbe, Carlos Calderón Fajardo


Cierre musical:


Organiza: Municipalidad de La Victoria




Lunes 1 de noviembre


ANFITEATRO CHABUCA GRANDA


3:00 – 3:50 Espectáculo de cuentacuentos “¡Un mixto de Brujas, lobos y monstruos… por favor!” con Aroma Subiría


Organiza: Casa de la Literatura Peruana


4:00 – 4:50 Espectáculo infantil Los Perú-guntones de Andrea y Claudia Paz


Organiza: Grupo Planeta


5:00 – 5:50 Presentación de libro Garabatos de locura de Frimi Leigh


Sonaly Tuesta y Alfonso Vargas Saitua (RoboTV)


Organiza: Cascahuesos Editores


6:00 – 6:50 Presentación de libro Bajo la luz púrpura


Participan: Alonso Cueto, Iván Thays


Organiza: Editorial Estruendomudo


7:00 – 8:00 COLOMBIA


Recital de poesía y musical con María Elcina Valencia Córdoba